sábado, 6 de diciembre de 2008

Conductas insoportables de la clientela

En esta emisión les brindo la primera parte de un pequeño decálogo de conductas molestas de nuestros queridos clientes. Si alguno se siente identificado, hable ahora o calle forever and ever!

-Los que paran el auto en el semáforo solo para bajar a comprar cigarrillos.

Aparecen con la cara desencajada, casi a los gritos pidiendo un Marlboro Box como si de vida o muerte se tratara. Si no los atendes en un segundo empiezan a protestar o a mirar hacia el tránsito, impacientes, y cambiando la vista hacia vos, nerviosos como si tuviesen una granada sin seguro en el bolsillo. Lo peor es que soy yo el que se tiene que apurar, este atendiendo a otra gente o no. "Dale negrito, que me corta el semáforo y me llevan puesto el auto". (de mas esta decir que a estos los atiendo mas lento que al resto)


-El que se cree que sos su secretario.

Este tipo de cliente te llama por tooooodo lo que se le ocurra. Si quiere una Coca, levanta la manito y te la pide cual mozo de La Continental (y si no se la llevas sos el hdp mas grande del mundo y atendes como el ort...). Si no puede entrar al mail, por mas que haya un cartel gigante en letras rojas que dice "desbloquee la tecla de mayusculas" te llama en estado casi de angustia, y cuando te acercas y presionas la bendita tecla 'bloq mayusc' y entras al toque a la casilla, te dicen con desinterés "ah, eso era"...

-Los que no entienden que eso amarillo que hay al lado de la puerta de entrada/salida no es otra cosa mas que un tacho de basura enorme (donde tienen que tirar sus desperdicios, idiotas!).

El caso emblema de este comportamiento es una señora muy rubia, muy arreglada, que estudia vaya a saber que cosa en una sede universitaria que esta frente el local y hace poco, mientras le sacaba unas fotocopias, se comio dos (2) Vauquitas (de exhuberante dulce de leche y azúcar pero light eh, ojo con los kilitos que viene el verano...) y dejo las dos cajitas y el celofan que las contiene arriba del mostrador. De mas esta decir que le sugerí amablemente que tire su desperdicio en el lugar correspondiente.



-Los que pasan a hablar por telefono con un billete de dos pesos y gastan 25 centavos con el unico fin de que les des el cambio a pesar de que hay dos carteles gigantes que avisan que no hay monedas.

Gente del mundo, es mucho mas sensato (y seguramente mas efectivo) que directamente pidan cambio o compren algo para conseguir el bendito pasaje. Tan es asi que a los que gastan el minimo y tienen 2 manguitos directamente ni se les cobra, hoy por hoy son mas caras las monedas que un llamadito.



-Los nenitos, en sus diversos tamaños y conductas.

Están los que entran corriendo al local, como si de la velocidad de su carrera se definiera si van a tener máquina disponible. O los chiquitos que tocan toooodo lo que pueden, se meten en cabinas y hacen llamados (porque tengo tanta suerte que aprientan todos los botones y se comunican con alguien!!) o lloran a mas no poder. Eso sí, todo ante la atenta mirada de sus madres y/o padres.
También están los ya creciditos, que viven en la nube flogger y se lo pasan mirando al espejo que esta frente al mostrador y peinándose (conducta casi exclusiva de los varones ) y se saludan y se hablan como si fueran seres de suma importancia para la humanidad por el hecho de tener su flog...


jueves, 4 de diciembre de 2008

El último romántico del cambio...

Entra un hombre de unos 37, 38 años. Alto, algo despeinado, con un saco marrón gastado y arrugado, pinta de nostálgico de café. Levanta la mirada, entrecierra los ojos y pide un Philip Box. Cuando esta pagando saca un billete de 5 pesos y Monegasco, harto de dar monedas y quedarse sin cambio le pide redondear el número (ese atado sale $ 3,90). "No tendrás 4 pesos o 10 al menos, porque no tengo monedas..." le dice el fiel empleado del Ciber-Locu-Kiosco. El hombre se toca el pecho, mete la mano adentro del saco y, asintiendo con la cabeza, saca dos billetes de 2 pesos. "Si, aca están, yo sabía que tenía billetes de 2 pesos en algún lugar cercano al corazón"...

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sin querer queriendo

Fue sin querer. Eran las diez y yo estaba encerrado en el local desde las 2 de la tarde y con ganas de irme. Para colmo había venido El Negro, amigo de años, y daba para cerrar y quedarse charlando un rato, olvidarse del opio interminable que había sido ese martes.
Cuando ya estaba ordenando todo y pidiéndole amablemente que se retiraran a los dos colgados que aún permanecian en las pc fue que sucedio: de pronto entraron dos personas a comprar pavadas del kiosko, a su vez otro tocando el timbre para que lo atienda por la ventanita y uno mas que pretendia hablar por telefono. "¡Tienen que venir todos a última hora, me quiero ir de una vez!", dije en voz alta y con una dicción perfecta como pocas veces tuve en mi vida. La señora que estaba enfrente mío me miró fijo. Yo la mire, corrí la mirada como si no hubiera pasado nada, atendí al cliente que todavía esperaba en la ventanita y cuando volvi a darme vuelta ella seguía con la vista fija en mis ojos, con una intensidad inquietante. "¿Lo dice por mi?", preguntó con tono firme. "No, no lo digo por nadie", conteste lo mas cortante que pude y seguí atendiendo a los que quedaban. Al rato ya no quedaba nadie en el local, pude bajar la cortina y cerrar. La señora se fue algo indignada y molesta, aunque no dijo nada mas.

Si, se me escapó la expresión y no debí haberlo dicho, pero despues de estar todo el día sin hacer nada, que no entre casi nadie y que en el preciso momento en el que estas por irte caigan varios clientes de golpe da mucha bronca y de eso te das cuenta cuando estas del otro lado. Vos queres tu paquetito de cigarrillos, llamar a tu tía Polola porque justo te acordaste de que la tenes arrumbada en un riconcito de tu memoria y hoy era su cumple, o comprarle un chocolate a tu novia con la inscripción "vos sabes por que" después de haberte mandado alguna cagada y no te importa si son las diez de la noche, las cuatro de la mañana o si yo estuve ocho horas mirando una pared blanca como un preso, total el cliente siempre tiene la razon, no? Sí, tiene la razón, pero la próxima vez podría tener razón un ratito antes de que yo esté por cerrar.