Maxi, mi compañero de laburo, es un tipo especial. Calentón, buena persona, y generoso al extremo si te ganas su confianza, un flaco sin medias tintas, decidido y emprendedor. Es, también, el dueño del local donde trabajo aunque el trato diario llevo la relación a que nos tratemos como amigos y que no haya casi diferencia de rangos entre los dos, salvo las decisiones importantes que lógicamente las toma el.
Un día cualquiera, mientras atravesamos la modorra post almuerzo, maxi mira por los ventanales del local, como sumergido en un pensamiento oceánico. Se muerde el labio inferior, frunce un poquito las cejas, y sin dejar de mirar hacia adelante reflexiona. "Como puede ser que no terminan mas esa obra de dos por dos", dice. La obra a la que se refiere es el hormigonado del lado derecho de la avenida, donde se apoyan los colectivos miles de veces por día. Y si, es una obra chiquita y rápida si tenemos como parámetros las megaconstrucciones chinas o norteamericanas, pero nosotros estamos un poquito mas al sur. "Claro, como no la van a terminar mas si el otro día cruzó uno de los obreros y me preguntó si vendía mazo de cartas", me dice con una sonrisa triste...
lunes, 20 de abril de 2009
El mundo según max
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6 comentarios:
quizás no les pagan, ponele
no vamos a pensar que los obreros son simplemente unos malditos holgazanes, no?
=(
besos
noooooo que esperanza! como vamos a pensar eso querida cecil... para nada...
besos!!!
Jajaja... y bueno, puede que todavía lleve un tiempo la obra... Ahora, si en el medio de esta realidad sureña esos hombres conservan todavía las ganas de jugar... yo me pongo contenta...
Besos
evidentemente les deben pagar por día y no por obra. cómo lo cagan al pobre Mauri...
sil: naaa, era una obrita de dos por dos, pasa que aca todo es a ritmo tortuguita, con una partida de chinchon de por medio... besos!!
puchi: seee, lo re cagan pobrecito, el que es un angelito...
saludos!!
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